Cosas De La LLuvia
Era Viernes por la noche. La espero -en lo que quedaba de su auto- en la puerta de su trabajo.
Ella, salio tarde, apurada por llegar a su departamento y descansar. Se veia en su cara el cansancio de una semana agotadora.
Antes de abrirle la puerta, la beso. Fue un beso lleno de deseo. Hacia dias -tres- que no la veia.
Antes de abrirle la puerta, la beso. Fue un beso lleno de deseo. Hacia dias -tres- que no la veia.
Estaba hermosa como siempre, incluso el cansancio con la ayuda de la oscuridad de la noche no podian quitarle la luz y la belleza de su rostro.
El beso fue dulce, saboroso, pero le resulto corto. Se intuia el cansancio en sus brazos, en su cuello. Tomo la cartera de sus manos, le abrio la puerta y ella se desplomo sobre el asiento.
Cerro su puerta y del otro lado del vidrio vio su sonrisa. La noche se hizo de dia. Cargo la cartera llena de tarea para el hogar en el asiento de atras y luego se puso al volante.
La charla fue corta, mas alla de los clientes, de los proveedores, ella le agradecio la simple situacion de ir a buscarla.
A las pocas cuadras ella ya se habia dormido, y el de todas maneras disfruto el viaje. La sola sensacion de poder tocarla, de acariciar sus muslos mientras ella dormia lo llenaba de placer.
Casi como un milagro encontro lugar para estacionar frente al departamento. Paro el motor y en la noche solo se limito a verla. A ver como dormia.
Habrian pasado diez minutos de no poder creerlo. Siempre le pasaba lo mismo. La miraba y no podia creer que sus dias tenian la dicha de tenerla como compañia, como compañera. Un relampago ilumino su cara. Dormia placidamente. Se escucharon las primeras gotas sobre el techo.
La lluvia empezo a caer.
Con la mayor delicadeza posible extedio dos dedos hacia se cara. En el camino temblo un poco. Tenia la sensacion de que por solo tocarla podria ensuciar tanta belleza... Otro relampago y ahora el sonido del trueno. Mas lluvia. De nuevo, tenia la sensacion de meter sus dedos sobre La Mona Lisa recien termida. Tenia la sensacion de correr tan perfecta pintura, tenia la sensacion de arruniar la mas bella obra de arte del universo. Pero se animo, y sus dedos corrienron su suave y hermoso pelo negro. Sus dedos jugaron un poco con los rulitos que en las puntas de su pelo se formaban por la humedad.
Beso su mejilla suavemente. Dijo su nombre al oido aun mas suavemente. Apenas un susurro.
Ella abrio los ojos despacito. "Llegamos", dijo el. Ella sonrio y todo, todo se ilumino de nuevo.
Despues de cerrar las puertas del auto, corrieron bajo la lluvia unos metros, ella saco sus llaves y entraron al edificio. Le abrio las puertas del ascensor y ya dentro se abrazaron en un beso que duro los cuatro pisos que los separaban de la tierra... Aunque el se sentia volando de alegria.
Cuando llego a la puerta del departamento, la abrazo por detras fuertemente contra su cuerpo. Le dio un suave beso en el cuello mientras avanzaron dejando atras la puerta, el pasillo, el ascensor y todo el mundo.
No hubo falta de luz. No hubo falta de palabras.
La musica de la lluvia golpeando los vidrios y el viento queriendo entrar para ser testigo de como se desnudaban en un nudo de caricias en la soledad del departamente fue todo lo que necesitaban.
Un beso en la boca, para desabrochar un boton. Un beso en el cuello para otro boton mas. Un beso en el hombro para dejar caer la blusa. Llenar toda su espalda de besos y desabrochar su corpiño para dejar sus pechos libres.
Imaginar en la oscuridad cada uno de sus lunares, acariciar sus pezones y sentirla recobrar sus fuerzas, dejar atras el cansancio del dia para entregarse al amor.
Volver a su boca, sentir sus brazos llenos de pasion. Bajar a sus pechos. Besar uno y el otro. Con las manos recorrer sus muslos, su cintura. Desabrochar el pantalon, dejarla casi casi desnuda y disfrutarlo.
Bajar mas aun, sentir su temblor, su deseo. Volver a su boca para que lo desnude, para sentirse vivo solo por sus caricias.
Volver a caer de rodillas. Besar su ombligo, hacerla reir, dejarla descalza y hacerle cosquillas en la planta de sus pies.
Volver a su boca, a buscar aire, dejar que lo desnude por completo. Sentirla viva.
Poner su oreja sobre su corazon para sentirla latir, escuchar su respiracion, rapida, entrecortada, casi jadeante.
Bajar una vez mas. Y con sus manos quitarle la ultima prenda, dejarla por fin desnuda, para sentir la suave vellosidad de su pubis contra su cara. Y besarla, profundamente.
Subir. Cada centimetro de su cuerpo, besandola. Llegar a su desnudez desde su boca. Jugar a que solo se tiene una sola lengua, un solo aliento. Abrazarla cada vez mas fuerte. Tocarla, disfrutarla por completo.
Dejarla sobre el sillon, mirarla en la oscuridad recorrer con su mano cada una de sus curvas, cada uno de sus lunares. Y besarla, en cada pliegue de su piel, en cada centimetro de su hermoso cuerpo. Imagino cada uno de sus lunares. Hizo en la oscuridad de su recuerdo el mapa lunar de su vientre. Volvio a su boca, buscando la profundidad de su lengua.
Y la penetro. Le hizo el amor, con cada una de las letras. Su nombre en su boca y su boca en su oreja y sus palabras saliendo casi sin sonido.
Una y mil veces. Estar dentro de ella descubrirla como si fuera la primera vez que lo hacia.
La charla fue corta, mas alla de los clientes, de los proveedores, ella le agradecio la simple situacion de ir a buscarla.
A las pocas cuadras ella ya se habia dormido, y el de todas maneras disfruto el viaje. La sola sensacion de poder tocarla, de acariciar sus muslos mientras ella dormia lo llenaba de placer.
Casi como un milagro encontro lugar para estacionar frente al departamento. Paro el motor y en la noche solo se limito a verla. A ver como dormia.
Habrian pasado diez minutos de no poder creerlo. Siempre le pasaba lo mismo. La miraba y no podia creer que sus dias tenian la dicha de tenerla como compañia, como compañera. Un relampago ilumino su cara. Dormia placidamente. Se escucharon las primeras gotas sobre el techo.
La lluvia empezo a caer.
Con la mayor delicadeza posible extedio dos dedos hacia se cara. En el camino temblo un poco. Tenia la sensacion de que por solo tocarla podria ensuciar tanta belleza... Otro relampago y ahora el sonido del trueno. Mas lluvia. De nuevo, tenia la sensacion de meter sus dedos sobre La Mona Lisa recien termida. Tenia la sensacion de correr tan perfecta pintura, tenia la sensacion de arruniar la mas bella obra de arte del universo. Pero se animo, y sus dedos corrienron su suave y hermoso pelo negro. Sus dedos jugaron un poco con los rulitos que en las puntas de su pelo se formaban por la humedad.
Beso su mejilla suavemente. Dijo su nombre al oido aun mas suavemente. Apenas un susurro.
Ella abrio los ojos despacito. "Llegamos", dijo el. Ella sonrio y todo, todo se ilumino de nuevo.
Despues de cerrar las puertas del auto, corrieron bajo la lluvia unos metros, ella saco sus llaves y entraron al edificio. Le abrio las puertas del ascensor y ya dentro se abrazaron en un beso que duro los cuatro pisos que los separaban de la tierra... Aunque el se sentia volando de alegria.
Cuando llego a la puerta del departamento, la abrazo por detras fuertemente contra su cuerpo. Le dio un suave beso en el cuello mientras avanzaron dejando atras la puerta, el pasillo, el ascensor y todo el mundo.
No hubo falta de luz. No hubo falta de palabras.
La musica de la lluvia golpeando los vidrios y el viento queriendo entrar para ser testigo de como se desnudaban en un nudo de caricias en la soledad del departamente fue todo lo que necesitaban.
Un beso en la boca, para desabrochar un boton. Un beso en el cuello para otro boton mas. Un beso en el hombro para dejar caer la blusa. Llenar toda su espalda de besos y desabrochar su corpiño para dejar sus pechos libres.
Imaginar en la oscuridad cada uno de sus lunares, acariciar sus pezones y sentirla recobrar sus fuerzas, dejar atras el cansancio del dia para entregarse al amor.
Volver a su boca, sentir sus brazos llenos de pasion. Bajar a sus pechos. Besar uno y el otro. Con las manos recorrer sus muslos, su cintura. Desabrochar el pantalon, dejarla casi casi desnuda y disfrutarlo.
Bajar mas aun, sentir su temblor, su deseo. Volver a su boca para que lo desnude, para sentirse vivo solo por sus caricias.
Volver a caer de rodillas. Besar su ombligo, hacerla reir, dejarla descalza y hacerle cosquillas en la planta de sus pies.
Volver a su boca, a buscar aire, dejar que lo desnude por completo. Sentirla viva.
Poner su oreja sobre su corazon para sentirla latir, escuchar su respiracion, rapida, entrecortada, casi jadeante.
Bajar una vez mas. Y con sus manos quitarle la ultima prenda, dejarla por fin desnuda, para sentir la suave vellosidad de su pubis contra su cara. Y besarla, profundamente.
Subir. Cada centimetro de su cuerpo, besandola. Llegar a su desnudez desde su boca. Jugar a que solo se tiene una sola lengua, un solo aliento. Abrazarla cada vez mas fuerte. Tocarla, disfrutarla por completo.
Dejarla sobre el sillon, mirarla en la oscuridad recorrer con su mano cada una de sus curvas, cada uno de sus lunares. Y besarla, en cada pliegue de su piel, en cada centimetro de su hermoso cuerpo. Imagino cada uno de sus lunares. Hizo en la oscuridad de su recuerdo el mapa lunar de su vientre. Volvio a su boca, buscando la profundidad de su lengua.
Y la penetro. Le hizo el amor, con cada una de las letras. Su nombre en su boca y su boca en su oreja y sus palabras saliendo casi sin sonido.
Una y mil veces. Estar dentro de ella descubrirla como si fuera la primera vez que lo hacia.
Y se maravillaba de cada uno de sus movimientos, de cada uno de sus musculos y cada una de sus palabras que se ahogan, cada suspiro, cada jadeo.
Terminar, ambos en un abrazo. En un beso profundo. En una caricia intima.
Terminar, solo para empezar una noche, para empezar un fin de semana de intimidad, de cafe y tostadas en un desayuno tardio y desnudo en la cama, abrazados, besandose. En la tranquilidad de un baño sin apuros, de caricias de jabon y espuma.
De hacer las compras para la comida dando una vuelta a la manzana bajo la lluvia, pisando los charquitos de agua. De mirarla a los ojos detras de una lata de arverjas. De ver su sonrisa cruzando la avenida, pero solo, solo para el.
Vivir un fin de semana a su lado. Una vida. Sola, ella sola para el.
Dejarla dormir en el sillon, con la cabeza sobre sus piernas.
Y tengo que dejarla dormir, pero yo no permitirme hacer lo mismo.
Porque se que si me duermo, puedo despertar fuera de ese sueño. De ESTE sueño.
Puedo despertar en el cielo nublado y lluvioso, solo, en Ituzaingo, lejos, lejos de ella, dejando tanto espacio como para que entre otro, y tome cada una de mis palabras y deseos.
Que llegue con un auto entero y nuevo, que le haga el amor mil veces. Que la bese y que todo el amor que ella puede dar sea para el... Ese que yo no soy.
Cosas de la lluvia.
Terminar, ambos en un abrazo. En un beso profundo. En una caricia intima.
Terminar, solo para empezar una noche, para empezar un fin de semana de intimidad, de cafe y tostadas en un desayuno tardio y desnudo en la cama, abrazados, besandose. En la tranquilidad de un baño sin apuros, de caricias de jabon y espuma.
De hacer las compras para la comida dando una vuelta a la manzana bajo la lluvia, pisando los charquitos de agua. De mirarla a los ojos detras de una lata de arverjas. De ver su sonrisa cruzando la avenida, pero solo, solo para el.
Vivir un fin de semana a su lado. Una vida. Sola, ella sola para el.
Dejarla dormir en el sillon, con la cabeza sobre sus piernas.
Y tengo que dejarla dormir, pero yo no permitirme hacer lo mismo.
Porque se que si me duermo, puedo despertar fuera de ese sueño. De ESTE sueño.
Puedo despertar en el cielo nublado y lluvioso, solo, en Ituzaingo, lejos, lejos de ella, dejando tanto espacio como para que entre otro, y tome cada una de mis palabras y deseos.
Que llegue con un auto entero y nuevo, que le haga el amor mil veces. Que la bese y que todo el amor que ella puede dar sea para el... Ese que yo no soy.
Cosas de la lluvia.
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